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  5 de mayo de 2024, cercanías de Chacabuco Escribo sentado en una mesa, mirando por la ventana un campo sembrado de maíz, una hilera de pinos que bordean el camino de entrada al casco de la estancia, algunos plátanos, unos ligustros cargados de semillas. Se escuchan cotorras, balidos de vacas y alguna máquina que debe andar en la cosecha gruesa. Es un domingo nublado y neblinoso, emisario de   los primeros fríos en la pampa bonaerense. Pedalear la provincia de Buenos Aires, nuestra provincia, está resultando un disfrute inesperado. Después de haber pedaleado la Tierra del Fuego, la Patagonia entera y teniendo como horizonte de viaje el Litoral primero y el Noroeste y la zona cuyana después, habíamos supuesto estas pampas bonaerenses como un lugar de paso. Veníamos haciendo cálculos para llegar a visitar a los seres queridos que viven en el Conurbano bonaerense, en el Delta del Paraná. De pronto, mientras vamos pedaleando con esas proyectos en la cabeza nos encontramos que el cam
  22 de abril de 2024, Colonia San Martín de Tours Escribo de noche, sentado junto a un pequeño fuego que hicimos en una parrilla dentro de un galpón del Club Social de la Colonia San Martín de Tours, un pueblo a la orilla de la ruta 33, unos quince kilómetros al norte de Tornquinst. En este momento ya no llueve, nuestras zapatillas y camperas se están secando sobre algunas sillas de plástico, la carpa está armada bajo techo, suena una música de guitarras en el altavoz del celular, ya es de noche, está fresco y tenemos un fuego. En la última crónica me había quedado durmiendo en otro pueblo pequeño, Teniente Origone, así que retomo el relato desde allí. Amanecimos después de una buena noche con los gallos como despertador. Tomamos unos mates sin apuro y encaramos la ruta. El viento sudoeste del día anterior había rotado al noreste, así que lo tuvimos bastante de frente. Algo de justicia ciclometeorológica había en el asunto, porque el día anterior el dios nos había empujado todo
  20 de abril de 2024, Bahía Blanca. Escribo un sábado por la mañana en la mesada de una cocina, con un mate al lado y la casa silenciosa aún. Hace unos días que la Patagonia se fue convirtiendo en Pampa. Ese cambio lo vamos experimentando de un modo gradual y también significativo. A ritmo de bicicleta. Al mirar por la ventana el paisaje ya nos es más familiar, se parece más al ambiente en el que nacimos. Hay un sentimiento como de regreso al estar de nuevo en estos territorios. Aunque sabemos que todo regreso es una ilusión, que el río de la vida está en constante movimiento, que mejor hacer hogar y comunidad donde uno está que añorar tibiezas pasadas. Viajar es estar en disposición de viaje, más que estar en movimiento de traslación física. Estar en disposición de viaje es estar disponibles a lo que el momento y la situación requiera y ofrezca. Estar en disposición de viaje es enfrentar el día con el cuerpo liviano y el corazón atento. En las últimas crónicas escribía sentado
  15 de abril de 2024, Ruta 3, afueras de Villalonga Escribo sentado en un modernísimo comedor de una estación de servicio, sobre la ruta 3, en la entrada de Villalonga. Por la ventana veo cómo llueve, suena una radio con temas clásicos y en un televisor juegan Capitán Sarmiento contra Lanús. Un grupo de varios hombres conversan en una mesa cercana. Parecen trabajar en el campo, parecen esperar que escampe el clima. Algunos camioneros nos comentaron que, con la lluvia, no pueden entrar a los campos a cargar las cosechas de cebolla. A la madrugada empezó a llover, decidimos no salir a pedalear, dormimos un poco más, nos vinimos al comedor de la estación de servicio, nos pusimos a leer y a escribir. Ayer tuvimos un día particular, con algunas roturas y reparaciones. De cómo llegamos hasta acá, a este día de lluvia mansa que atempera todas las urgencias, va este texto. En las grutas nos quedamos varios días, comodísimos en la casa de Otti, a pocos metros del mar. Hicimos playa, nos
  7 de abril de 2024, Las Grutas, costa del mar patagónico Escribo sentando a la orilla del mar, sobre un promontorio, una especie de acantilado de tosca muy bajo contra el que las olas de la marea alta vienen a romper. Es Domingo soleado y sin viento, algunas personas bajan a la orilla, pescadores, ciclistas, jubilados de vacaciones, un hombre flaco escribiendo. Del parador de Elsa, Rogelio y Héctor nos costó irnos. En viaje vamos tejiendo algunas amistades intensas y en un tiempo muy breve. El camino nos llama y al mismo tiempo amenaza vulnerar esa trama de vínculos que vamos tejiendo en las paradas. Estamos de viaje, estamos de paso. Quizás sea una característica un poco más universal que la de Carmen e Ignacio en este momento, en estas circunstancias. A Haroldo Conti le gustaba retomar la idea clásica del Homo viator. No ya, como un viaje que se justifica por un destino, habitual estrategia de los dispositivos de la trascendencia que nos prometen un más allá que justifica los
  2 de abril de 2024, Parador en la ruta 3, Chubut. Escribo sentado en una mesa de madera, bajo techo, en un parador detenido en el tiempo, en algún lugar de la ruta 3, entre Puerto Madryn y Sierra Grande. El día está nublado e inhóspito, de a ratos llueve y todo el tiempo sopla un norte insidioso, con rachas de ochenta kilómetros por hora y con un pronóstico de más de cien para el anochecer. De cómo vinimos a parar aquí y a conocer a Elsa, a Rogelio y a Héctor van estas líneas. En la última crónica escribía desde una construcción abandonada, al parecer una estancia, que ahora usaban como campo de paintball. Pasamos una buena noche allí y salimos temprano a pechar una ruta 3 cargada de camiones, con una banquina en muy mal estado y con subida y viento en contra. Los primeros kilómetros fueron difíciles. Continuamos con el deporte de subir y bajar de la ruta: Carmen delante, yo pegado detrás mirando para atrás a cada rato. Desarrollamos un código propio con unas pocas palabras sim
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 *Recuperé al tío Carlos* . Charly, como le decía mi hermana Mecha, era el cuarto hermano de mi viejo, de espíritu aniñado, alegre y aventurero. Físicamente muy parecido a Don Ramón, inició a Mecha en el atletismo, específicamente en el triatlón. Me acuerdo que siempre le recalcaba a mi hermana la pasta que ella tenía para hacerse de buenas performances en esas prácticas. Yo sin decirlo siempre me  embroncaba porque la familia De Santis, vecina del barrio, tenía buenas competidoras que se ganaban los primeros puestos. Creo que mi hermana nunca se hizo mucho problema por eso. En fin, en constante movimiento Charly fue un tipo que siempre que lo vi me transmitió cariño y la importancia de tener la rienda/la vida un poco suelta, con la posibilidad del error o del fracaso siempre ahí, como sabiendo que inexorablemente las cosas en la vida vienen hilvanadas a cuestiones que tienen que ver con mandarse cagadas. Se movía como pidiendo permiso pero hacía lo que quería (ese rasgo lo comparte co